Ángeles y Demonios
Ayer leí un meme de Miguel de Unamuno que decía:
-”Perdonen que siempre hable de mi, pero soy el hombre que más conozco y el que tengo más cerca, y además al que más amo”.
Yo no he leído nada mas de este hombre, pero es muy famoso y mucho mas inteligente que yo seguro, porque vivía de escribir, no como yo que lo hago gratis, así que le voy a hacer caso.
Yo escribo sobre mi porque tengo historias guapas que contar, ésta de hoy no la sabe mucha gente por razones que veréis cuando la leáis.
Pasen y lean...
La primera historia que publiqué en el Blog iba de una bruja, pero hace tanto tiempo que pasó aquello que no me acordaba muy bien de su cara, y sus fotos las tenía en un archivo infectado al que no puedo acceder.
La semana pasada me llegó un mensaje al móvil que decía mas o menos así:
-”Si quiere recuperar sus archivos de One Drive, introduzca este código de un solo uso”.
Y un número de 6 dígitos.
Entré en Google, busqué One Drive y efectivamente me pedía un código, así que lo metí y me dio acceso.
Yo pensaba que era el almacenamiento del Mail, pero resulta que hay fotos desde el 2004.
Entre ellas dos de la bruja.
Se las pasé a un par de amigas para ilustrarles la historia y las dos me dijeron que después de verlas las habían borrado del móvil porque les había dado muy mal rollo.
Dejando a un lado esto, no me consigo explicar como de repente me llega un código que me da acceso a fotos que pensé que jamás iba a volver a ver, supongo que es porque Google nos espía, pero en este caso me alegro porque me estoy echando muchas risas mirando las fotos.
Entre esas fotos están las que ilustran este magnífico relato, y eso me ha hecho pensar un poco en cosas que tenía olvidadas, de como a veces eres un Demonio y otras de repente y sin quererlo te conviertes en un Ángel, porque a pesar de lo que piensa mucha gente, todos somos las dos cosas y no depende ni de tu edad, ni de tu apariencia física, entre esas dos fotos mías la única diferencia apreciable es la edad, pero la persona es la misma.
Desde mi punto de vista, que seas una cosa o la otra depende de como te traten las personas de tu entorno y de las circunstancias que se te presentan en cada momento de la vida.
Hoy os voy a contar una historia en la que actué como un Ángel bajado del Cielo, a pesar de que lo que hice es un delito tipificado (y espero que ya prescrito) y sobre todo teniendo en cuenta que fue una excepción .
Porque yo no soy de esas personas que van por ahí haciendo el bien.
ÁNGELES Y DEMONIOS.
Tendría que buscar el pasaporte y mirar la fecha, pero yo creo que sería sobre el 97 (del siglo pasado), un amigo mío era cooperante de una O.N.G. de ayuda al Sáhara, como no le daban el protagonismo que él pensaba que tenía, decidió montarse una por su cuenta.
Visto ahora suena tragicómico, pero les concedieron un millón de Euros de subvención, la idea era comprar unos camiones y unos talleres móviles y formar mecánicos para que los Saharauis se pudieran arreglar sus propios vehículos, por lo visto el camino desde Tinduf (Argelia) a los campamentos de refugiados es un auténtico cementerio de camiones.
Se les rompen y allí se quedan, no tienen ni la herramienta ni los conocimientos ni las piezas para arreglarlos, así que la idea era muy buena.
Como presidente del cotarro, mi amigo se pidió una excedencia de un año en la empresa que trabajaba, ya desaparecida, (no me extraña, si en vez de currar la gente se dedica a irse a salvar el mundo).
Como primera medida se puso el mismo sueldo que cobraba en la empresa, (salvamundos con jornal), aparte de todos los viajes, comidas e imprevistos que pudieran salir en el viaje con cargo a la O.N.G., solidarios mucho, pero gilipollas, poco.
A mí no me ofreció nada de esto, el muy cabrón, lo que hizo fue hechizarme con la promesa de una experiencia única perdidos en la inmensidad del desierto viendo amanecer tumbados en la arena mientras salvas a la humanidad con el oasis de fondo.
También me contó que aquello estaba lleno de cooperantes americanas, australianas y holandesas y que por las noches se montaban unas juergas de puta madre, vamos, que aquello era prácticamente como pescar en un barril.
Lo de salvar el mundo, la aventura y los amaneceres la verdad es que me atraía, pero lo que me acabó de convencer fue lo de la juerga en el desierto con chicas
Para que nos vamos a engañar.
Le di mi pasaporte y lo mandaron a Madrid para sacar el visado en la embajada de Argelia, cuando me lo devolvieron tenía el sello de Argel, aunque desafortunadamente al final no fui, porque era invierno y mi jefe no me dio un mes de vacaciones, mi gozo en un pozo.
La O.N.G. de marras duró un par de años creo, porque un amigo mío de tesorero no es precisamente muy buena idea, y el gobierno pronto se dio cuenta de eso.
Unos meses después empecé a salir con una chica, yo tenía 32 años y ella 18, como es natural cuando se enteraron sus padres pusieron el grito en el cielo.
Tiempo después me enteré que en su casa me llamaban El Jurásico, que majos.
Casualmente la madre de mi chica también era cooperante de una O.N.G. de ayuda al Sahara (pero sin sueldo), había estado varias veces allí y durante varios veranos se habían traído a una chica que se llamaba Dakuma a pasar unos meses con ellos.
Esta mujer la última vez que estuvo allí acordó un plan con la madre de Dakuma para que se quedara en España a vivir permanentemente.
El plan no era otro que después de hacer el recuento en el aeropuerto al volver a Argelia, pidiera permiso para ir al baño y simplemente, saliera del aeropuerto, se montara en un taxi y se fuera.
Genial por su sencillez.
El plan tenía una pequeña pega, alguien tenía que ir a buscarla a Madrid y esconderla en su casa un tiempo hasta que las cosas se calmaran y no había mejor candidato que yo…
Entre que yo cuando estoy enamorado no dejo nunca de hacer tonterías, que me mola lo de la aventura, que el Ángel que llevo escondido en un cajón al fondo a la izquierda me obliga de vez en cuando a hacer alguna buena obra, que quería sumar puntos con la familia de mi novia (a los cuales aún no conocía, por cierto) y sobre todo la forma tan espectacular que tuvo ella de pedírmelo, no pude decir que no, que quieres, la carne es débil.
El plan salió perfecto, fuimos a Madrid mi novia y yo, recogimos a Dakuma en el parking de unos grandes almacenes y nos volvimos a Pamplona, por entonces yo vivía en Ororbia en un chalet y le habíamos preparado una habitación en el desván.
La niña tenía 14 años, era muy morena de piel y con unos ojos negros insondables que quien sabe que cosas terribles habrían visto en aquel desierto abandonado de la mano de Dios.
Era muy tímida y muy reservada, a mi ni me dirigía la palabra, supongo que más por un tema de educación y cultural que por otra cosa.
Al día siguiente la llevamos a que viera el pantano de Alloz.
Es difícil expresar con palabras lo que se siente al ver la cara de sorpresa y felicidad que puso Dakuma sentada en la orilla del pantano viendo tanta agua junta después de haber pasado los primero 14 años de su vida en el desierto. (por lo que nos contó, en el avión les llevaban con las persianas cerradas para que no vieran el mar).
Pasaron unos cuantos días y por lo visto las cosas se tranquilizaron y decidieron cambiar a Dakuma de Zulo, su tío vivía también en Pamplona y la llevaron con él, el alivio que yo sentí fue inmenso, porque lo mires como lo mires, aquello fue un secuestro en toda regla, pero si os digo la verdad, no me he arrepentido ni una sola vez de haberlo hecho, y si me volviera a ver en la misma situación, lo volvería a hacer sin dudarlo.
Parece ser que aquello no sirvió para que me dejaran de llamar El Jurásico, pero si para que les cambiara el concepto que tenían de mi, así que un domingo la madre de mi novia me invitó a comer. Yo no había hablado nunca con ella ni por teléfono, así que estaba más nervioso que un maricón con lombrices.
Al llegar hicimos las presentaciones en el comedor, yo con los nervios me estaba meando, así que pregunté por el baño, por el camino me encontré con la puerta de la cocina y en el fuego vi una perola que desprendía un olor cojonudo, así que entré en la cocina, levanté la tapa y me puse a olisquear el puchero, en ese momento desde la puerta oí un carraspeo, apoyada en el quicio de la puerta cruzada de brazos estaba la madre con una sonrisa pícara y me dice:
-“¿Así que eres un levantacazuelas, eh?”
Ya no hizo falta ni que fuera al baño porque me meé allí mismo, pero aquel día y con ese simple gesto sellamos una amistad de las de verdad, aquella mujer llegó a ser como una madre para mí, hasta tal punto que cuatro años después y cuando mi novia y yo gastamos todo el amor y ya apenas nos hablábamos, me llamaba entre semana para que fuera a verla con ésta frase:
-“Bájate a comer, que no hay moros en la costa”.
Y no lo decía por Dakuma.
No sé muy bien como lo hicieron pero con el tiempo acabaron adoptando a Dakuma.
Como ya os he dicho, a mi la verdad es que la chica apenas me dirigía la palabra, pero no me importaba, está claro que aquello lo hice por amor, pero no hacia ella.
Cuando Dakuma fue creciendo, se reveló como una persona cruel con su nueva familia, mala estudiante y muy rebelde que trataba fatal a la gente que le había dado la oportunidad de abandonar el desierto desolado y sin futuro por una buena vida en Pamplona.
Un auténtico Demonio.
Iba a acabar la historia aquí, pero me he acordado de Azabache y os voy a contar eso también.
Con esta chica estuve cuatro años, nos compramos una casa en un pueblo a las afueras de Pamplona y cuando no separamos se la quedó ella, (pagándome el dinero que había puesto por adelantado), también tuvimos una empresa a medias que nos encargamos de hundir entre los dos por nuestra mala cabeza, desde entonces jamás se me ha ocurrido salir con una mujer con tanta diferencia de edad, ni mucho menos trabajar juntos.
¡Ay!,( Joder, se me ha salido la hernia del ataque de risa).
Yo por entonces tenía al Ludo, y esta familia eran mucho de perro, así que antes de Navidad me fui a la protectora de animales a buscar uno para adoptar y regalárselo a mi chica.
Estuve mirando por las jaulas, me los habría llevado todos, pero no se puede, y allí en medio estaba ella, una Cocker de pura raza cachorrita color rojo y fuego a la que le puse de nombre Azabache.
Pero le llamábamos Aza.
Como soy subnormal profundo, llamé a mi suegra y le pedí los datos de su hija para ponerla a su nombre, (cosa que también aprendí y tampoco he vuelto a hacer).
Compinchados la madre y yo, escondimos a la perrita en su habitación y esperamos a que volviera del instituto.
(Habéis leído bien).
Al llegar su madre la mandó a por algo a su habitación y al abrir la puerta la perra se le echó encima como loca, aquello fue lo típico del amor a primera vista y aquel día fue todo maravilloso.
Como ya os he dicho, cuatro años después vivíamos juntos en un piso, ella, yo, el Ludo y Aza.
Llegó Sanfermin y la pareja ya estaba rota, ella hacía su vida con su gente y yo con la mía, ni siquiera dormíamos en la misma cama, así que una mañana que coincidimos acabamos discutiendo y me dijo:
-”Me voy”.
Se metió en la habitación, salió con un bolso, abrió la puerta y se largó.
Yo estaba en el sofá con los perros sentados uno a cada lado mirando la puerta los tres.
A los dos minutos se vuelve a abrir la puerta, se asoma y dice:
-”¡Aza vamos!”.
La perra pegó un bote y se fueron las dos dando un portazo.
A los pocos días conocí a otra chica y nos hicimos novios, así que no me costó mucho superar el trauma, en cuanto chupas una teta nueva, se te olvida el sabor de la anterior...
He perdido la cuenta del número que hacían estas dos en el ranking del amor de mi vida, pero de esta última tengo un par de anécdotas muy graciosas que otro día os contaré.
Pasó algo de tiempo, como ya he dicho, tenía mas relación con su madre que con ella, pero un día me llamó y me dijo que la perra estaba preñada, había buscado un Cocker de pura raza y la había cruzado.
Cuando nacieron los cachorros los montó en el coche con la perra y los trajo hasta la puerta de mi casa para que los viera, había tres negro y fuego como la madre, dos color tierra como el padre y uno gris.
La tía no paraba de intentar convencerme para que me quedara uno, que si la perra también es tuya, que si bli bí, que si bla bla, yo no quería otro perro y me resistí aunque no me sirvió de nada.
-”Vale, me quedo uno pero quiero el gris que es el más guapo”.
Hay trato.
Cuando los perros ya estaban destetados me llamó para que fuera a su casa a recogerlo y cual fue mi sorpresa cuando me dijo que me podía llevar el que quisiera menos el gris, porque era el que mas le gustaba y se lo iba a quedar ella.
Para que te fíes de una ex…
Como es lógico, no me llevé ninguno, y que yo recuerde esa es la última vez que hablé con esa chica y por supuesto, jamás volví a ver a Aza.
Luego me fui de Pamplona y viviendo en Ibiza aún hablaba de vez en cuando con la madre, pero poco a poco perdimos el contacto y hasta hoy.
Tengo varias historias más en las que el bueno soy yo en contra de todos mis principios, incluidas dos veces en las que salvé la vida a dos personas jugándome la mía, (algún día las escribiré) pero con esta cara que tengo, encajo mejor en el papel de Demonio.
Para mi gusto, demasiados ángeles ficticios hay en este mundo.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.




🤣🤣No eres malo, eres de impulsos 🫶🏼 y además el niño que llevamos todos dentro, pues tu lo tienes ahí, a flor de piel🤣🤣
ResponderEliminar¿Sabes el gilipollas ese que todos llevamos dentro?.
ResponderEliminarPues yo lo llevo por fuera.
🤣🤣🤣🤣
Lo llevarás por fuera pero por eso te haces tanto de querer tontolaba! Jajaja
EliminarEsta vez la hiciste del tamaño correcto kio jajaja, me encanta.
Gracias a la dislexia solo he tardado 3h y media a leerla pero con muchísimo placer , muchas gracias orejones! 😘
La próxima ya la tengo pensada y va a empezar así:
ResponderEliminarEn un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme...
Te vas a cagar.
🤣🤣🤣