Suerte



 

Yo siempre he tenido suerte, así en general, claro que me pasaban cosas malas como a todo el mundo, pero al final acababan de la mejor manera posible.

Para que tengáis una idea de a lo que me refiero con suerte, os voy a contar un par de historias breves.

Hace mil años y un día (o más) vivía en Larrayoz, cerca de Pamplona y me dedicaba al mundo de la farándula (también montaba pladur en mis ratos libres) y me había comprado un Opel Kadet GT antiguo, tenía 4 velocidades y en tercera se ponía a 180, de serie traía los asientos Recaro y el volante Momo (el que entienda de coches sabrá que era un puto pepino, viejo, pero pepino).

Ese día veníamos de mi casa un amigo y yo de farandulear (joder que difícil me resulta siempre explicar el MAL sin contar los detalles), el caso es que veníamos con el coche cargado y la nariz no te quiero ni contar.

Ahora todo aquello está muy cambiado, lleno de rotondas y pasos elevados de esos que te hacen frenar, pero entonces era una carretera estrecha llena de curvas y sin ningún impedimento para ir a toda hostia…que era lo que hacíamos aquel día.

Mi compañero era un flipao de la velocidad así que iba picándome ¡¡¡dale, dale caña!!!! me gritaba, así que al pasar por Aizoain iríamos a no menos de 120 por hora (que no parece mucho pero si conoces la zona es una locura) con el motor rugiendo y disfrutando como enanos.

Una locura.

Eso mismo debió de pensar la pareja de policías forales que nos encontramos al dar la última curva, así que uno de ellos pegó un bote y se plantó en medio de la carretera con los brazos en alto, estaba tan cerca y nosotros íbamos tan rápido que al frenar fuimos dando bandazos hasta acabar a escasos centímetros de sus piernas.

El tío estaba desencajado de la mala hostia, se vino echando humo hasta mi ventanilla y me gritó al oído:

_”¿PERO TÚ ESTÁS LOCO?”

_"Lo siento, señor agente, pero me acaban de llamar del hospital que a mi padre le ha dado un ataque y se está muriendo y con los nervios no sé ni a que velocidad venía".

Le dije yo con la calma.

El Foral se quedó descolocado, me miró a mí, que iba mas torcido que un cheeto, le miró a mi compa que íba igual o peor, se lo pensó 5 segundos y me dice.

_"Pónganse los cinturones y continúen, y que no sea nada lo de su padre".

Le eché una mirada a mi copiloto para que se pusiera el cinturón y estaba petrificado, tranquilamente nos pusimos el cinturón, puse el intermitente y nos fuimos despacito.

No habíamos recorrido ni 10 metros y a mi amigo le entró un ataque de risa

“¡¡¡Hijoputa, si es que has puesto cara de que tu padre se estaba muriendo de verdad!!!”

Yo le daba codazos para que se callara porque por el retrovisor aún veía al foral que nos miraba como nos alejábamos, y no es cosa de joderla con las patas de atrás…

SUERTE, con mayúsculas, de haber podido acabar en la cárcel (y no por la velocidad) a irnos tranquilamente y tener una historia para contar.

Estoy pensando que entre el cruce de Aizoain y larrayoz tengo no menos de 6 historias para contar, incluída una de un coche volador, dos accidentes de moto y de cómo les salvé la vida a tres tíos dentro de un coche que fue 100 metros dando vueltas de campana por el campo y echó a arder…

Pero ya os las contaré otro día si eso.

Sería por la misma época o incluso antes (mil años y dos días o así), había ido con un amigo de vacaciones a Ceuta (ejem,ejem) y volvíamos con su coche, diferente colega, diferente coche, diferente faranduleo, misma situación.

Era de madrugada, no había ni un puto coche por la carretera aparte de nosotros, estábamos pasando Despeñaperros volviendo a Pamplona y veníamos a la velocidad adecuada y sin llamar la atención, nos encontramos con un coche de los pikoletos que iba por el carril derecho, mi compi puso el intermitente, cambió al carril izquierdo, los adelantó y volvió al carril derecho y poco a poco los fuimos perdiendo en la distancia, todo perfecto.

Nuestro coche era matrícula de Navarra.

A los 5 minutos los vimos aparecer con las sirenas por detrás a toda hostia, se nos pusieron delante y nos hicieron señales para que paráramos, así que paramos en el arcén.

Vinieron con las manos en las culatas de las pistolas y con cara de pocos amigos (con éstos pocas bromas), documentación, de donde vienen, a donde van…

Bajense los dos del vehículo y abran el maletero.

A mí sólo me vino una palabra a la mente:

CARABANCHEL.

Cuando mi compañero estaba metiendo la llave en la cerradura del maletero (sonaba a celda), de repente se oye un rugido a lo lejos y pasa un deportivo a toda hostia y con las luces apagadas.

Yo no sé a que velocidad iba mi ángel de la guarda en aquel coche porque no nos dio tiempo ni a verle la matrícula, pero os juro que le vi sonreír y guiñarme un ojo.

Los pikolos se quedaron como dos estatuas de sal sin saber que hacer, se miraron y echaron a correr hacia su coche, cuando estaban a punto de montarse, uno se dio la vuelta, vino corriendo, nos devolvió los DNI y nos dijo:

_Sígannos (está bien dicho aunque suene raro) y donde nos vean parados paren ustedes también.

Y se fueron chillando ruedas y sirenas detrás del angel.

En el primer desvío que vimos nos salimos y si te he visto no me acuerdo.

De este tipo de historias tengo unas cuantas, algunas más increíbles todavía, pero como muestra bien vale un botón.

Yo siempre he sido un tío con suerte.

Otro rato ya os contaré alguna más, que hoy me he quedado sin saliva en los dedos…

Suerte para tod@s.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.



Comentarios

  1. 🤣🤣🤣🤣yo también tuve al menos que recuerde ahora un par de esas.😂😂😂😂

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Al que anda le pasa...
      Y al que anda mucho le pasa mucho.
      🤣🤣🤣🤣

      Eliminar
  2. Puto Pedro, quiero más, lubricate esos dedos🤣🤣

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estoy escribiendo la Madre de todas las historias Nere.
      Pero no me da la vida para todo y de momento escribo estas cortas para no oxidarme.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

El gangoso.

CONAN

LUDO